La madre naturaleza da muchos regalos, uno de ellos es “EL AJO”. Tan antiguo como moderno, corto de nombre y amplio en riquezas, conservador, innovador, esclavo de sí mismo.
Sin duda cuando escuchamos su nombre, lo imaginamos. Su aroma viene a nuestra mente, un aroma fuerte originario de Asia, acogido por nuestra cultura para innumerables usos y costumbres causando un impacto como el que genera con su olor.
Cuestiones místicas en torno a EL AJO y sus asociaciones con el mundo como simbolismo que van desde asociaciones con el rayo, símbolo del mundo, espantar vampiros, como medicamento, símbolo de pobreza en el siglo XIV en España, modificándose años mas tarde y convirtiéndose en productor líder junto con China de Ajo
El hombre con sus grandes cantidades de fetiches al paso de la historia ha dado pie a realizar investigaciones sobre el uso y los beneficios que proporciona EL AJO. mismos que han sido avalados por diferentes instituciones como la UNAM.
En cuestiones cerebrales, EL AJO envejecido, tiene mucho que ver, combinado como antioxidante ayudando a prevenir INFARTOS CEREBRALES junto con una alimentación balanceada y ejercicio; con una gran reducción de alcohol, tabaco, sal. Utilizado por sus propiedades en la medicina tradicional mexicana demostrando que las personas que comen pequeñas cantidades de ajo al menos una vez a la semana, son menos propensos a desarrollar cáncer, enfermedades respiratorias e hipertensión.
El olor que despedimos al comer AJO, es el resultado de la expulsión de toxinas acumuladas en nuestro organismo y a medida que se va purificando nuestra sangre se elimina el olor.
Así que, ¡¡A COMER AJO!!
