El dar un diagnostico y
tratamiento adecuado hace la diferencia entre la intervención y ayuda tardía y
equivoca con la oportuna y acertada.
El encontrar niños distraídos,
apáticos o poco interesados da origen a realizar una nueva clasificación en los
padecimientos y tratamientos de ATENCIÓN, facilitando su organización,
realizando tareas con eficacia.
Al iniciar los tres y cuatro
años el desarrollo de la capacidad atencional han pasado el periodo de
exploración y manipulación haciendo así un criterio de diagnostico claro y
confiable, discriminando así los comportamientos normales, anormales y/o tardíos.
La inteligencia se dirige por la atención ocasionando
bajo rendimiento escolar presentando
mayormente problemas en el aprendizaje de lectura, escritura, memorización,
generalizar lo aprendido, errores en la ejecución de las operaciones de cálculo
o bien retrasos en los aprendizajes de mecanismos y procesos
Las enseñanzas a que dirija y regule mantenga la atención en
una gran diversidad de situaciones, aprenda autocontrol de sus emociones
resolución de sus problemas con otros niños y adultos
Como padre de familia ante
la sospecha de estos síntomas es recomendable acudir con un Pedagogo y/o
pediatra para diagnosticar y diferenciar de otros problemas, realizando
adecuaciones curriculares dentro del aula. Complementándose con equipo
multidisciplinario destacando a los neurólogos, terapistas en diversas área
mencionar algunos.