Cuán
difícil es resumir en tan breves líneas la bendición de haberlos conocido.
Recordar
mi niñez llena de caricias y cuentos llenos de tanta historia de México,
gracias a ello amo la historia, esa cocina con aroma de leña cobijada por
llamas que acarician suavemente el comal con las memelas.
Esos
cuentos de grandes aventuras, campos llenos de flores y trinar de pájaros que
celosamente cuidas mientras pasas horas hablando con ellos.
Escucharte
llegar con las bestia que pacientemente araron la tierra que tanto amas. Llenar
ese patio de frijol y maíz, gozar mirarte cortar los elotes para asarlos
pacientemente mientras me cuentas de “tu marimba”, esos ojos que vieron crecer
a nuestro pueblo,
¡Ah!,
cuantos recuerdos.
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